se plantea el problema de hallar la media de helados comidos por treinta alumnos durante ocho días, y la respuesta es 30/8 = 3,75. Sí, el lector no está ante un fallo grave del linotipista, para «resolver» el problema no hace falta saber cuántos helados comieron los alumnos. Pero lo más notable ––con serlo– no es que ni los alumnos ni su profesora se apercibieran de que algo no cuadraba, sino que el autor del artículo donde se da cuenta de lo anterior considerase que había sido un éxito enorme conseguir que los alumnos trabajaran así de bien en el contexto de su experiencia. Ahora retrocedamos treinta años y contemplemos el asunto con perspectiva. En esa época, según recuerda Gardner, el NCTM había dado impulso a la «New Math», la matemática moderna en su versión europea. En realidad, el movimiento (o como se quiera llamar) de las «matemáticas modernas» arrancó hacia 1955, cuando distintos grupos de profesores de matemáticas empezaron a plantearse la necesidad de modificar la enseñanza de esta ciencia y la manera de llevarlo a cabo. Parece que un catalizador de este proceso fue el éxito del lanzamiento del Sputnik soviético, que atemorizó a los americanos y presentó como imperiosa la necesidad de mejorar el aprendizaje de las ciencias y en especial de la matemática.
Las matemáticas tienen peculiaridades que las distinguen de otras ciencias (y otras asignaturas), entre ellas la de provocar en los estudiantes odios y amores en mucha mayor medida que otras, fruto de dificultades conocidas. Todos podemos citar ejemplos de personas inteligentes, y brillantes en otras materias, que se han estrellado con las matemáticas. Todo esto lleva a darles un status algo diferente, y se habla de don o talento para las matemáticas, en un sentido parecido al que tienen para la música o el ajedrez, donde suele manifestarse a edades muy tempranas.
El origen de la nueva matemática o matemáticas modernas fue principalmente por motivos políticos que por educativos. El lanzamiento del primer satélite artificial por parte de los rusos fue la excusa perfecta para dejar en claro que la enseñanza de las matemáticas en E.U. era deficiente y necesitaba de una solución
El grupo Bourbaki propone después de la guerra de 1914 – 18 tomar las Matemáticas en su punto de partida: la lógica formal y la teoría de conjuntos y obtener a partir de allí la estructura axiomática y sistemática. La llamada Nueva Matemática es en principio la misma matemática de siempre con importantes adquisiciones nuevas: el lenguaje en que está escrita, el método con el que trabaja y las estructuras abstractas entre las cuales se mueve.
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